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Dejo de escribir un momento y cambio el cigarrillo de lado de la boca. Inspiro hondo y levanto la vista al techo, tan blanco y desértico como las paredes. Un ventilador da vueltas lentamente con sus únicas dos palas, me pregunto qué fue de las otras dos. Espero que la leve brisa que me proporciona traiga también algo de inspiración, maldita sea, la necesito urgentemente.
Como música de fondo tengo unas notas lánguidas y repetitivas, incluso algo desafinadas. No desentonan para nada con la maldita habitación donde estoy encerrada. Me remuevo sobre la colcha usada y con quemaduras de cigarrillo, al igual que la moqueta gris. La cama no es demasiado buena y de la almohada mejor no hablemos. El cajón de la mesilla está atrancado, sospecho que lo han fijado con pegamento.
Alargo la mano y alcanzo la botella. Aparto el cigarrillo de mis labios con la zurda y bebo el líquido transparente, dulce elixir para mí, sin el que no podría subsistir y mucho menos escribir. Lo dejo bajar por mi garganta, está tibio pero no me importa, es suficiente para saciar mi sed, durante un tiempo.
Devuelvo el cigarrillo a su sitio y aspiro. Sé que no debería hacerlo, pero son manías que tengo, tengo que reproducir algunos de los movimientos de mis personajes para conseguir mayor realismo y, si ellos fuman, yo también.
Le ruego al ventilador mutilado las fuerzas para seguir adelante, para seguir encadenando palabras y poder entregar el texto que tanto me exigen. Pero, a cambio, recibo el ruido estridente de una sirena en la calle, seis pisos más abajo. El tráfico es incesante, estresante, agobiante, y no sé que tiene esta ciudad para que suenen tantas sirenas apresuradas. Debe de ser un lugar peligroso.
El sol entra anaranjado y oblicuo por las rendijas de las persianas, trazando líneas discontinuas en las paredes y en ese armario que tengo en frente, de puertas blancas, como todo lo demás. La música empieza otra vez desde el principio y yo miro en dirección contraria. Pegado a un espejo hay un cartelito que dice "No fumar". Esbozo una sonrisa sarcástica y mordisqueo el cigarrillo, que se atrevan a decírmelo a la cara.
Entonces, milagro. Una idea viene a mi mente, arrastrando consigo las voces de las musas. Cojo la botella para procurarme fuerzas y me dispongo a ordenar las palabras. Puede que no termine el encargo para esta noche, pero, aunque sea, podré darle un adelanto.
-¿Qué miras? –me pregunta mi hermano dejando de tocar la guitarra eléctrica.
-El techo –le respondo sobresaltada, atando las ideas para que la interrupción no las eche a volar.
-¿Y por qué te comes un bolígrafo? –interroga apartándose las melenas de la cara.
-No me lo como –refunfuño sacándomelo de la boca y bebo un trago de agua calentada-. Sigue tocando, a ver si te sale "Nothing else matters" de una vez –le ordeno antes de volver a ponerme a escribir a ordenador.
Mis vacaciones en Galicia, Agosto de 2010.
Hotel Rio Miño, Ourense.
Buscando inspiración para escribir el guión que me ha pedido una amiga.
Como música de fondo tengo unas notas lánguidas y repetitivas, incluso algo desafinadas. No desentonan para nada con la maldita habitación donde estoy encerrada. Me remuevo sobre la colcha usada y con quemaduras de cigarrillo, al igual que la moqueta gris. La cama no es demasiado buena y de la almohada mejor no hablemos. El cajón de la mesilla está atrancado, sospecho que lo han fijado con pegamento.
Alargo la mano y alcanzo la botella. Aparto el cigarrillo de mis labios con la zurda y bebo el líquido transparente, dulce elixir para mí, sin el que no podría subsistir y mucho menos escribir. Lo dejo bajar por mi garganta, está tibio pero no me importa, es suficiente para saciar mi sed, durante un tiempo.
Devuelvo el cigarrillo a su sitio y aspiro. Sé que no debería hacerlo, pero son manías que tengo, tengo que reproducir algunos de los movimientos de mis personajes para conseguir mayor realismo y, si ellos fuman, yo también.
Le ruego al ventilador mutilado las fuerzas para seguir adelante, para seguir encadenando palabras y poder entregar el texto que tanto me exigen. Pero, a cambio, recibo el ruido estridente de una sirena en la calle, seis pisos más abajo. El tráfico es incesante, estresante, agobiante, y no sé que tiene esta ciudad para que suenen tantas sirenas apresuradas. Debe de ser un lugar peligroso.
El sol entra anaranjado y oblicuo por las rendijas de las persianas, trazando líneas discontinuas en las paredes y en ese armario que tengo en frente, de puertas blancas, como todo lo demás. La música empieza otra vez desde el principio y yo miro en dirección contraria. Pegado a un espejo hay un cartelito que dice "No fumar". Esbozo una sonrisa sarcástica y mordisqueo el cigarrillo, que se atrevan a decírmelo a la cara.
Entonces, milagro. Una idea viene a mi mente, arrastrando consigo las voces de las musas. Cojo la botella para procurarme fuerzas y me dispongo a ordenar las palabras. Puede que no termine el encargo para esta noche, pero, aunque sea, podré darle un adelanto.
-¿Qué miras? –me pregunta mi hermano dejando de tocar la guitarra eléctrica.
-El techo –le respondo sobresaltada, atando las ideas para que la interrupción no las eche a volar.
-¿Y por qué te comes un bolígrafo? –interroga apartándose las melenas de la cara.
-No me lo como –refunfuño sacándomelo de la boca y bebo un trago de agua calentada-. Sigue tocando, a ver si te sale "Nothing else matters" de una vez –le ordeno antes de volver a ponerme a escribir a ordenador.
Mis vacaciones en Galicia, Agosto de 2010.
Hotel Rio Miño, Ourense.
Buscando inspiración para escribir el guión que me ha pedido una amiga.
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Viajar y escribir dan ideas como estas XD
Dedicado a
, la amiga que me exige que escriba, y yo lo hago gustosa e ilusionada, que conste.
No controlo el estilo de novela negra, lo sé, mis conocimientos se basan en alguna que otra película y, sobre todo, parodias
Dedicado a
, la amiga que me exige que escriba, y yo lo hago gustosa e ilusionada, que conste.No controlo el estilo de novela negra, lo sé, mis conocimientos se basan en alguna que otra película y, sobre todo, parodias
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O: muy inspirador